Argumentario sobre los diez tópicos
abortistas más frecuentes - Ni un derecho, ni una conquista feminista, ni
imparable
16/Jun/2014 .Por Benigno Blanco, Presidente del Foro de la Familia. Publicado en Alfa y Omega el 20 de Diciembre de 2013.La presentación de la reforma de la
ley del aborto reavivará un debate que nunca ha desaparecido de la sociedad
española. Son muchos los mitos, las falacias y mentiras en torno a esta
cuestión, y es necesario saber hacerles frente. El Presidente del Foro Español de la Familia responde a diez tópicos
muy extendidos sobre el aborto.
1. De lo que se trata es
del derecho a decidir de la mujer.
No.
Cuando la ley permite a los libres disponer de la vida de los esclavos, a los
padres de la vida de los hijos recién nacidos, a los hombres de la vida de la
mujer, a los arios de la vida de los judíos, a los blancos de la vida de los
negros o a las embarazadas de la vida de sus hijos no nacidos…; no se trata del
derecho a decidir de los libres, los padres, los hombres, los arios, los
blancos o las embarazadas, sino de la denegación del derecho a la vida de los
esclavos, los recién nacidos, las mujeres, los judíos, los negros o los aún no
nacidos.
2. Hay dudas razonables sobre cuándo se
origina la vida humana.
No
es cierto. Hay evidencia científica de que la vida individual –y no solo en la
especie humana- se origina con la concepción al formarse el patrimonio genético
del individuo que le definirá para siempre como uno de la especie humana sin
margen de duda alguna. Y si alguien tuviese dudas al respecto, la más elemental
consideración ética debe llevar a aplicar una “presunción de humanidad” o
“presunción de vida” pues no es admisible asumir el riesgo de matar a un hombre
sobre la base de una duda (sobre si está o no está allí donde se dispara, por
ejemplo).
3. Si no se legaliza el aborto, habrá abortos
clandestinos y morirán muchas mujeres.
No
es cierto. No hay ninguna evidencia científica de que eso sea verdad, sino de
lo contrario:
-
Cuando algo se legaliza, aumenta su número; y cuando algo se prohibe, va
disminuyendo su práctica. Si no fuese así, el derecho penal carecería de razón
de ser.
-
En los países donde el aborto está prohibido (por ejemplo, Irlanda) la
mortalidad femenina por razones atinentes al embarazo y el parto es inferior a
la de países vecinos donde el aborto es legal (por ejemplo, Gran Bretaña). Lo
mismo sucede en Chile, único país de su entorno donde no se permite el aborto
por ninguna causa, respecto a los países vecinos.
-
En todos los países donde se ha legalizado el aborto, su número ha
aumentado cada vez más; y en los países donde se vuelve a proteger la vida, su
número disminuye como ha sucedido en Polonia a partir de 1993.
Este
argumento da por supuesta una falacia: la de que las mujeres en cualquier caso,
abortarán. Y eso no es cierto, las mujeres van asumiendo el aborto como una
solución a sus problemas cuando éste es legal. Si la ley no lo permite, el
aborto adquiere el carácter residual de todo lo ilícito.
4. La ONU reconoce el derecho al aborto con
carácter universal.
Es
falso. Ningún instrumento de derecho internacional en materia de derechos
humanos reconoce el derecho al aborto, ni con carácter universal (ONU) ni
regional (tratados europeos o latinoamericanos de derechos humanos). Así lo ha
establecido el TEDH respecto a Irlanda, por ejemplo.
Sí
existen algunas plataformas, conferencias internacionales o comités varios en
la comunidad internacional que han empezado a usar en los últimos años la
expresión “derechos sexuales y reproductivos” que algunos quieren interpretar
como comprensiva del derecho al aborto; pero ni esas plataformas, conferencias
o comités tienen valor jurídico vinculante para los Estados ni nunca se ha
admitido pacíficamente que esa expresión incluya el aborto.
5. La normalización del aborto es la única
opción progresista y su implantación es imparable.
No
es cierto. La normalización legal del aborto es un fenómeno muy reciente -y
siempre discutido y contestado en todos los sitios- que empezó (si dejamos de
lado los países comunistas que no respetaron ningún derecho humano) en USA en
1973 y desde ahí se fue extendiendo a Europa primero y después al resto del
mundo a impulsos de ideologías, intereses económicos y estrategias políticas
hoy muy contestadas (obsesión maltusiana por el control de la población,
revolución sexual sesentayochista, imperialismo yanqui, presión de la industria
del aborto y la anticoncepción sobre los gobiernos, ideología de género, etc).
El
aborto no solo no está normalizado en el mundo si no que encuentra cada vez más
resistencia en todas partes y en primer lugar en USA donde empezó este
fenómeno. En los EEUU ya una mayoría de la población se define como pro life y
no como pro choice según la encuesta Gallup; y más de la mitad de los Estados
de la Unión han aprobado en los últimos años leyes restrictivas del aborto con
una cadencia que sigue en aumento a pesar de contar en estos momentos con el
presidente más proabortista de su historia, Obama.
Por
otra parte, varios países del ex bloque comunista han aprobado leyes
restrictivas del aborto a partir de 1989 (el caso más exitoso es el de Polonia)
y en toda la América Latina se está produciendo una gran resistencia a la
aprobación del aborto que se exige a aquellos países de forma insistente y
colonialista desde NNUU.
En
la Europa occidental el aborto es objeto de amplio debate social en países como
España, Irlanda, Francia o Italia. En ningún sitio es algo normalizado y
pacífico.
6. Sin el aborto la “bomba
demográfica” explotaría y la vida en la Tierra sería imposible.
No
existe ninguna “bomba demográfica”, sino, por el contrario, un grave problema
demográfico de envejecimiento de la población que hace peligrar la subsistencia
de nuestras sociedades (en Europa, y en España de forma particular, esto es evidente).
Incluso los países que como China han apostado por el aborto como instrumento
de control de la población, están dando marcha atrás por los terribles
trastornos en su población que han provocado.
Incluso
si fuese verdad que existiese un problema de crecimiento de la población, no
parece que eliminar vidas humanas sea la forma más humana de resolver este
problema. El fin no justifica los medios, máxime si los medios son homicidas.
7. El aborto es una conquista feminista a la que no
podemos renunciar.
No
es cierto. El aborto es una solución machista a un problema de todos. El aborto
es la garantía última de la irresponsabilidad sexual del varón que gracias a él
deja en manos de la mujer toda la responsabilidad de las relaciones sexuales:
gracias al aborto el varón se desentiende de las consecuencias de su actividad
sexual abocando a la mujer a abortar (y es ella quien cargará con el peso
moral, sicológico y vital de esta decisión) o a asumir las consecuencias (la
responsabilidad sobre el niño) en caso de no hacerlo.
El
aborto sí que es “violencia de género” contra la mujer. Cuando se legaliza el
aborto, la mujer se puede ver sometida a todo tipo de presiones para abortar
recayendo sobre ella la “responsabilidad” de liberar a todo su entorno de la
responsabilidad sobre la vida en marcha en su interior.
8. Sin aborto legal la
“revolución sexual” estaría en peligro.
Este
argumento sí es veraz. Sin el aborto legal, la irresponsabilidad sexual
sistemática y generalizada no sería posible. La legalización del aborto es el
“precio” que pagamos para ser sexualmente irresponsables de forma sistemática
sin consecuencias en el corto plazo. Pero este precio es muy alto: millones de
niños que no llegan a nacer, millones de vidas de mujeres destrozadas, una
sexualidad deshumanizada pues su consecuencia no es la vida sino la
muerte, etc.
9. Las leyes permisivas del aborto no obligan
a nadie: quien no quiera abortar no está obligado a hacerlo.
Este argumento no es cierto pues:
a) Las
leyes permisivas del aborto crean estructuras de violencia estructural sobre la
mujer para que aborte que no existirían con carácter general si el aborto no
fuese legal. Esta es experiencia común en muchas mujeres que han abortado: no
fueron libres, sino que acudieron al aborto presionadas por un entorno que solo
les ofrecía esa “solución” a sus problemas.
b) La
legalización del aborto introduce en nuestro ordenamiento jurídico la violencia
como forma legítima de resolver problemas y esto afecta a toda la sociedad por
el efecto pedagógico de las leyes.
c) El
aborto legal supone que el Estado asume que no debe proteger la vida de un
grupo de seres humanos, los no nacidos. Se degrada así el compromiso ético y
humanista del Estado, la sociedad en su conjunto y el Derecho. Y esto siempre
tiene consecuencias (negativas).
10. Exigir la prohibición del
aborto es una inadmisible ingerencia de la Iglesia en la vida pública de una
sociedad pluralista.
Hipócrates
y Galeno no eran católicos -pues vivieron siglos antes de Cristo- y ya
establecieron que la ética médica impedía la práctica del aborto. Si
legalizásemos todo lo que la Iglesia prohíbe, deberíamos legalizar el
asesinato, la violación, el robo…y prácticamente todo lo que el Código Penal
prohíbe. No parece éste, por tanto, argumento muy serio.
Alfa y omega
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